La propuesta innovadora de Pablo Milad de introducir la Copa de Primera como un elemento destacado para la temporada 2024 ha sufrido un duro revés. La iniciativa, ideada por la actual directiva de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional (ANFP), tenía como objetivo principal ampliar la cantidad de partidos disputados por los clubes chilenos, buscando así mitigar una de las críticas más recurrentes hacia el fútbol chileno contemporáneo.
La justificación para este nuevo torneo residía en la disparidad de partidos jugados por los equipos durante la temporada. En 2023, algunos clubes se limitaron a disputar apenas 31 encuentros, destacando el caso de Universidad de Chile, que, sin participación en competiciones internacionales y con una eliminación temprana en la Copa Chile, solo sumó 32 partidos en el año. Un número significativamente menor en comparación con otros clubes sudamericanos que superan los 50 compromisos anuales.
La solución propuesta para esta situación fue la creación de la Copa de la Liga, sin embargo, dicha idea fue descartada tras la celebración del Consejo de Presidentes en Quilín. La principal razón detrás de esta decisión fueron problemas logísticos y económicos que impedían la ejecución del certamen.
Según La Tercera, el torneo estaba concebido para incluir a los 16 equipos de la Primera División, distribuidos en cuatro grupos de cuatro equipos cada uno. Los cabezas de serie serían los cuatro mejores posicionados en el torneo del año anterior. El formato contemplaba enfrentamientos de ida y vuelta, asegurando seis partidos adicionales, con los cuatro finalistas avanzando a semifinales y, eventualmente, a una final. Sin embargo, a pesar del atractivo formato, se toparon con inconvenientes logísticos y de calendario.
Las fechas tentativas para el inicio del torneo oscilaban entre el 22 y el 28 de enero, con intenciones de utilizar también los fines de semana del 22 y 28 de febrero. Sin embargo, la coincidencia con el inicio del Preolímpico y las fases iniciales de la Copa Libertadores y Sudamericana complicaban el panorama. Aunque se consideró la posibilidad de utilizar la fecha FIFA de marzo para avanzar en el torneo y programar la final en abril (entre el 15 y el 21 de ese mes), finalmente se decidió no llevar a cabo la competición, principalmente debido a restricciones económicas.
La ANFP propuso premios por rondas superadas y la opción de licitar contratos de televisión, así como buscar patrocinadores. Sin embargo, ante la falta de acuerdos económicos, los clubes optaron por retirarse del proyecto. Este revés no solo afecta las aspiraciones de la ANFP, sino que también plantea interrogantes sobre la competitividad del fútbol chileno. De esta manera, la Copa Chile, organizada por la Federación de Fútbol de Chile, se mantiene como el único torneo interno que involucra tanto a equipos profesionales como amateurs.