Los fármacos utilizados para tratar la disfunción eréctil podrían estar asociados con un menor riesgo de padecer la enfermedad de Alzhéimer, señala un estudio que publicó Neurology. El trabajo no prueba que ese tipo de medicamentos reduzcan el riesgo de sufrir alzhéimer,solo muestra una asociación, destacó la Academia Estadounidense de Neurología, que publica la citada revista. En la investigación, encabezada por el University College de Londres, se examinaron los historiales médicos de 269.725 hombres con una edad media de 59 años a los que se había diagnosticado recientemente disfunción eréctil, pero que no tenían problemas de memoria ni de pensamiento al inicio del estudio. En él se comparó el 55% de los participantes a los que se había recetado fármacos para la disfunción eréctil con el 45% a los que no. Estos tuvieron un seguimiento medio de unos cinco años y, durante ese periodo, 1.119 personas desarrollaron la enfermedad de Alzhéimer. Los datos recogidos se ajustaron a otros factores que podrían afectar a la tasa de alzhéimer, como la edad, el hábito de fumar y el consumo de alcohol. El resultado fue que las personas que tomaban medicamentos para la disfunción eréctil tenían un 18% menos de probabilidades de desarrollar alzhéimer que las que no, agrega la nota de la Academia Estadounidense de Neurology. La investigación se basó en registros de recetas y los autores indicaron que la asociación entre medicamento y reducción de riesgo de la enfermedad fue mayor en quienes recibieron más recetas durante el periodo de estudio. Relación controvertida Además, dijeron que una de las limitaciones del artículo es que se basa en la cantidad de uso de recetas, por lo que no disponían de información sobre si los participantes realmente utilizaban los fármacos. La directora del estudio, Ruth Brauer, del University College, estimó que se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos, aprender más sobre los posibles beneficios y mecanismos de estos fármacos y estudiar la dosis óptima. Comentando la investigación, en la que no participó, Ivan Koychev, de la Universidad de Oxford, resaltó precisamente la limitación del uso de la cantidad de recetas para recopilar datos. Este tipo de fármacos suele tomarse según las necesidades, por lo que es difícil saber qué cantidad se tomó realmente y con qué frecuencia, dijo al Science Media Centre, una base de recursos científicos para periodistas. Además, estimó que la relación con la enfermedad de Alzheimer, es en particular controvertida, ya que se sabe que una proporción significativa de los casos de demencia diagnosticados clínicamente como alzhéimer presentan patologías adicionales o alternativas. La investigadora Tara Spires-Jones, presidenta de la Asociación Británica de Neurociencias, reiteró que el estudio no prueba de forma concluyente que los fármacos para la disfunción eréctil reduzcan el riesgo de alzhéimer, pero proporciona una buena evidencia de que merece la pena seguir estudiando este tipo de fármacos en el futuro. La directora de investigación del británico Alzheimer’s Reseach Leah Mursaleen coincidió en que esun hallazgo alentador, pero que aún no confirma si “son directamente responsables de la reducción del riesgo de alzhéimer, ni si pueden ralentizar o detener la enfermedad”. Por ello, estimó, serán necesarias más investigaciones -incluidos ensayos clínicos- para confirmar si pueden desempeñar un papel en la prevención o el tratamiento del alzhéimer y establecer si pueden tener efectos en otros grupos, como las mujeres y los hombres sin diagnóstico de función eréctil. No es la primera vez que un estudio vincula alzhéimer y estas medicinas. Nature Aging publicó una investigación en 2021 que identificaba el sildenafilo -principio activo utilizado por algunos fármacos para tratar la disfunción eréctil- como un potencial medicamento para prevenir y tratar esa enfermedad.
La idea compartida es que la vejez llega poco a poco, con la calma del paso de las estaciones. Como el tic-tac de los segunderos, llevándose las horas de manera irremediable, pero respetando los tiempos. Sin embargo, la verdad es que muchas veces, lejos de llegar con parsimonia, la senectud aparece de improviso, casi de manera abrupta. Como cuando nos convertimos en padres de nuestros padres. Casi siempre sucede algo que nos obliga a tomar conciencia de la edad y el estado de nuestros progenitores. Una caída y la rotura de la cadera, ese dolor de rodilla que termina reemplazándose por una prótesis, unos olvidos que se vuelven cada vez más constantes… De pronto, y sin saber cómo, ese padre o esa madre que, a pesar de tener sus años, podía con todo, ahora necesita mucha ayuda. La dependencia de uno de los progenitores marca siempre un antes y un después en nosotros. Es ese acontecimiento, esa muesca emocional, que nos demuestra que, la auténtica vejez (no la de la arruga, sino la que limita la vida) llega con la enfermedad que limita. Esa que transforma a nuestra madre todoterreno y a nuestro padre de la sonrisa eterna y eterna disponibilidad, en niños necesitados. Y en efecto, nadie —o casi nadie— está preparado para dar este paso. Cuando nos convertimos en padres de nuestros padres: ¿cómo gestionarlo? En efecto, hay una parte de nosotros que ha dado por sentado que sus padres jamás envejecerían. Más aún, que se valdrían por sí mismos hasta edades muy avanzadas, que estarían disponibles día y noche y serían ese soporte constante 24/7. Sin embargo, como bien hemos señalado, llega un día en que el teléfono suena y papá o mamá está en un hospital. Los médicos nos dicen entonces aquello de «es ley de vida, es mayor». Entonces, miramos a nuestros padres y ellos nos miran, y justo en ese momento, se toma conciencia de manera conjunta de que el tiempo no pasa en balde, y a veces, es traicionero. También, de que el paso de las estaciones ha traído ya un invierno algo incierto en el que tendrán que cambiar muchas cosas. Cuando nos convertimos en padres de nuestros padres, debemos lidiar primero con un duro proceso de aceptación. Es un rol que nos viene grande, que nos parece innatural, hasta distorsionado. A pesar de ello, es evidente que pocas realidades han definido tanto al ser humano como el cuidado de las personas mayores. Es un acto de responsabilidad, de amor y de justicia social. Nuestro proceso particular de duelo: de la negación a la aceptación Cuando nuestros padres dejan de valerse por sí mismos, nos convertimos en “cuidadores”. No es fácil integrar esa nueva posición en la dinámica familiar. Tampoco en nuestra vida cotidiana. Por ello, siempre es adecuado manejar ese conjunto de sentimientos contrapuestos. Es común que la tristeza se entremezcle con el miedo, con la rabia, y las preguntas constantes (¿por qué mi padre/mi madre ha llegado a este punto? ¡Si era una persona muy activa!). Evitemos silenciar todo ese cúmulo de emociones y sensaciones. Asumamos también que no todas las preguntas tienen respuesta. Dar presencia a cada emoción, aceptar la nueva situación y desahogar nuestros sentimientos con personas que nos escuchen y entienden es un buen inicio. También los padres deben saber convertirse en “hijos” Es muy posible que nuestro padre/madre fuera alguien acostumbrado a tener autoridad. Además, han pasado toda su existencia teniendo pleno control sobre sus vidas, tomando decisiones. Y, por supuesto, si hay algo a lo que están habituados es a hacer de padres. También de abuelos. No es sencillo que, de un día para otro, asuman que son dependientes de sus hijos. Perder su autoridad, así como su capacidad para valerse por sí mismos, también puede ser traumático para ellos. Es decisivo que estemos pendientes de su estado anímico. Tal y como nos revela un estudio hecho en colaboración con varias universidades de Estados Unidos, aunque demos por sentado que la depresión es menos frecuente en la población de edad avanzada, el problema está en que no siempre se diagnostica. Además, la depresión en el adulto mayor tiene efectos más severos, pudiendo dar cuadros de demencia. Es importante tenerlo presente. Asesoramiento especializado y apoyo del entorno Cuando nos convertimos en padres de nuestros padres, necesitamos apoyo. Tanto para nuestro progenitor dependiente como para nosotros mismos. Siempre es necesario disponer del asesoramiento de los profesionales especializados, como médicos o gerontólogos. Cuidar no es solo atender al cuerpo enfermo que no se vale por sí mismo, también hay que ser sensible a sus mentes, a su bienestar emocional. Por otro lado, es crucial que evitemos el aislamiento. No desconectemos a la persona mayor dependiente de su entorno social, de los amigos, y de toda la red de familiares, además de nosotros mismos. Procuremos, además, contar con un buen soporte humano para nosotros. Los amigos y la pareja deben ser esos aliados del día a día. Una nueva etapa vital para amar a nuestros padres de otro modo Es muy posible que la relación con nuestro padre o madre dependiente no fuera precisamente buena. En estos vínculos muchas veces se tejen con fricciones, discrepancias, diferencias de valores e incluso duelos no resueltos. Sin embargo, en ocasiones, vivir esa etapa en la que los progenitores se convierten en personas dependientes de nosotros puede hacer que la relación cambie. Las actitudes de ellos y nuestra sensibilidad pueden virar, y entonces, se teje otro vínculo mucho más puro y desprovisto de rencores. Esa etapa vital puede ser enriquecedora, dura en ocasiones, pero revestida de un amor más íntegro y hermoso que vale la pena vivir, y custodiar en la memoria. Convertirnos en padres de nuestros padres es doloroso, pero ningún acto es tan natural, ético y bondadoso como esa etapa.
El verano trae consigo momentos de diversión y alegría, pero también puede presentar desafíos de salud estacionales. Cruz Verde tiene la respuesta perfecta para asegurar tus vacaciones sin contratiempos: el Plan Verano. Aquí te presentamos los 5 productos que no pueden faltar en tu botiquín para enfrentar cualquier situación que pueda surgir en estos días estivales. 1. Repelente de Insectos: Con el aumento de las actividades al aire libre, es esencial protegerte contra picaduras de insectos. Cruz Verde ofrece repelentes efectivos que ayudarán a mantener a raya a los mosquitos y evitar molestias innecesarias. 2. Protector Solar: La exposición al sol puede ser implacable en verano. Asegúrate de cuidar tu piel con un protector solar de calidad. Cruz Verde ofrece una variedad de opciones que se adaptan a diferentes tipos de piel y necesidades de protección. 3. Antiácidos y Protectores Gástricos: Los cambios en la dieta y las comidas al aire libre pueden desencadenar problemas gástricos. Con productos disponibles en Farmacia Cruz Verde, podrás combatir las molestias gastrointestinales ocasionales, asegurando así una experiencia culinaria sin inconvenientes. 4. Hidratantes: El calor intenso puede llevar a la deshidratación. Contar con soluciones de hidratación y rehidratación de Cruz Verde te ayudará a mantener un equilibrio hídrico adecuado y a combatir los efectos del calor en tu organismo. 5. Analgésicos y Antiinflamatorios: Ya sea por un día activo o por alguna molestia ocasional, tener analgésicos y antiinflamatorios a mano es fundamental. Cruz Verde ofrece opciones confiables que te permitirán disfrutar del verano sin interrupciones. Con el Plan Verano de Cruz Verde, estarás preparado para enfrentar cualquier situación estacional. Estos cinco productos clave en tu botiquín te brindarán la tranquilidad de saber que cuentas con la mejor protección para ti y tu familia durante esta temporada llena de aventuras. En cruzverde.com, descargando la app o en sus más de 750 farmacias en todo el país.
El golpe de calor es una condición seria que puede ocurrir si nos exponemos demasiado al sol, y saber cómo manejarlo es esencial para nuestro bienestar. Reconocer un golpe de calor: El golpe de calor se presenta cuando nuestro cuerpo es incapaz de regular su temperatura por sí solo. Los síntomas iniciales incluyen insolación, sarpullidos y calambres. Si estos signos se agravan, pueden llevar a la confusión, pérdida de consciencia y, en situaciones extremas, a convulsiones. Observar cambios en la piel, que puede tornarse caliente y seca, es vital para la rápida identificación y toma de medidas. Medidas preventivas y de reacción: Atención médica inmediata: si sospechas de un golpe de calor, es primordial buscar ayuda profesional de inmediato. No subestimes los síntomas. Compañía y cuidado: permanece junto a la persona afectada mientras esperas asistencia. Tu presencia puede ser reconfortante y vital en caso de que su condición empeore. Refrescar activamente: mientras llega la ayuda, intenta bajar la temperatura corporal de la persona llevándola a un lugar fresco y sombreado y aplicando agua fría o paños húmedos. Cuidado con la hidratación: ofrece líquidos si la persona está consciente y puede beber, pero nunca fuerces la ingesta si muestra dificultad para tragar. Primeros auxilios: si estás capacitado, y es necesario, aplica primeros auxilios o reanimación cardiopulmonar (RCP). Atención especial para personas vulnerables: Algunas personas tienen un riesgo más alto de sufrir un golpe de calor. Es esencial que los adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con ciertas condiciones de salud, como diabetes o hipertensión, tomen precauciones extra. La prevención es clave para disfrutar del verano con salud. Mantén un ojo en los más vulnerables, reconoce los signos de alarma del golpe de calor y actúa con rapidez si es necesario. Recuerda, en el calor del verano, tu seguridad y la de tus seres queridos es lo más fresco que puedes preservar. ¡Disfruta del sol con seguridad!
Comer lentamente no solo te ayuda a disfrutar más cada bocado; es un camino hacia una mejor digestión y satisfacción. Beneficios de reducir la velocidad: Al comer despacio mejoramos nuestra digestión y potenciamos la sensación de saciedad. Además, disminuye la «tasa de ingesta» – es decir, la cantidad de alimento consumido por minuto – lo que puede significar menos calorías ingeridas y una mayor apreciación de los sabores. Ocho trucos para comer pausadamente: Sin distracciones: aleja el celular y apaga la televisión para centrarte en cada bocado y evitar comer a toda velocidad. Usa la mano no dominante: un simple cambio de manos puede enlentecer tus movimientos y hacer que te tome más tiempo llegar con cada bocado a tu boca. Posa los cubiertos: dejar los cubiertos sobre la mesa después de cada bocado, corta el ciclo de comer sin pausa. Ajusta las porciones: sirve raciones adecuadas. Ni muy pequeñas que hagan que te apures para servirte más, ni tan abundantes que sientas prisa por terminar. Elige texturas desafiantes: alimentos más duros requieren ingerir bocados más pequeños y suponen más tiempo de masticación. Cubiertos inteligentes: estos utensilios te avisan mediante luces o vibración si se está comiendo demasiado rápido. Sí, existen – el futuro es hoy. Prueba con palillos: cambiar los cubiertos habituales por palillos puede ser un divertido desafío que disminuye la ingesta. Evita usar los dedos: comer con utensilios siempre será más lento que con las manos. Comer lentamente es un arte que beneficia tanto a la mente como al cuerpo. Incorporar estos simples trucos puede transformar tu alimentación en un acto de salud y placer. Anímate a ralentizar, a degustar y a conectarte más con cada comida. Tu cuerpo te lo agradecerá con una digestión más eficiente y una mayor sensación de plenitud. ¡Buen provecho!
Los fármacos utilizados para tratar la disfunción eréctil podrían estar asociados con un menor riesgo de padecer la enfermedad de Alzhéimer, señala un estudio que publicó Neurology. El trabajo no prueba que ese tipo de medicamentos reduzcan el riesgo de sufrir alzhéimer,solo muestra una asociación, destacó la Academia Estadounidense de Neurología, que publica la citada revista. En la investigación, encabezada por el University College de Londres, se examinaron los historiales médicos de 269.725 hombres con una edad media de 59 años a los que se había diagnosticado recientemente disfunción eréctil, pero que no tenían problemas de memoria ni de pensamiento al inicio del estudio. En él se comparó el 55% de los participantes a los que se había recetado fármacos para la disfunción eréctil con el 45% a los que no. Estos tuvieron un seguimiento medio de unos cinco años y, durante ese periodo, 1.119 personas desarrollaron la enfermedad de Alzhéimer. Los datos recogidos se ajustaron a otros factores que podrían afectar a la tasa de alzhéimer, como la edad, el hábito de fumar y el consumo de alcohol. El resultado fue que las personas que tomaban medicamentos para la disfunción eréctil tenían un 18% menos de probabilidades de desarrollar alzhéimer que las que no, agrega la nota de la Academia Estadounidense de Neurology. La investigación se basó en registros de recetas y los autores indicaron que la asociación entre medicamento y reducción de riesgo de la enfermedad fue mayor en quienes recibieron más recetas durante el periodo de estudio. Relación controvertida Además, dijeron que una de las limitaciones del artículo es que se basa en la cantidad de uso de recetas, por lo que no disponían de información sobre si los participantes realmente utilizaban los fármacos. La directora del estudio, Ruth Brauer, del University College, estimó que se necesita más investigación para confirmar estos hallazgos, aprender más sobre los posibles beneficios y mecanismos de estos fármacos y estudiar la dosis óptima. Comentando la investigación, en la que no participó, Ivan Koychev, de la Universidad de Oxford, resaltó precisamente la limitación del uso de la cantidad de recetas para recopilar datos. Este tipo de fármacos suele tomarse según las necesidades, por lo que es difícil saber qué cantidad se tomó realmente y con qué frecuencia, dijo al Science Media Centre, una base de recursos científicos para periodistas. Además, estimó que la relación con la enfermedad de Alzheimer, es en particular controvertida, ya que se sabe que una proporción significativa de los casos de demencia diagnosticados clínicamente como alzhéimer presentan patologías adicionales o alternativas. La investigadora Tara Spires-Jones, presidenta de la Asociación Británica de Neurociencias, reiteró que el estudio no prueba de forma concluyente que los fármacos para la disfunción eréctil reduzcan el riesgo de alzhéimer, pero proporciona una buena evidencia de que merece la pena seguir estudiando este tipo de fármacos en el futuro. La directora de investigación del británico Alzheimer’s Reseach Leah Mursaleen coincidió en que esun hallazgo alentador, pero que aún no confirma si “son directamente responsables de la reducción del riesgo de alzhéimer, ni si pueden ralentizar o detener la enfermedad”. Por ello, estimó, serán necesarias más investigaciones -incluidos ensayos clínicos- para confirmar si pueden desempeñar un papel en la prevención o el tratamiento del alzhéimer y establecer si pueden tener efectos en otros grupos, como las mujeres y los hombres sin diagnóstico de función eréctil. No es la primera vez que un estudio vincula alzhéimer y estas medicinas. Nature Aging publicó una investigación en 2021 que identificaba el sildenafilo -principio activo utilizado por algunos fármacos para tratar la disfunción eréctil- como un potencial medicamento para prevenir y tratar esa enfermedad.
La idea compartida es que la vejez llega poco a poco, con la calma del paso de las estaciones. Como el tic-tac de los segunderos, llevándose las horas de manera irremediable, pero respetando los tiempos. Sin embargo, la verdad es que muchas veces, lejos de llegar con parsimonia, la senectud aparece de improviso, casi de manera abrupta. Como cuando nos convertimos en padres de nuestros padres. Casi siempre sucede algo que nos obliga a tomar conciencia de la edad y el estado de nuestros progenitores. Una caída y la rotura de la cadera, ese dolor de rodilla que termina reemplazándose por una prótesis, unos olvidos que se vuelven cada vez más constantes… De pronto, y sin saber cómo, ese padre o esa madre que, a pesar de tener sus años, podía con todo, ahora necesita mucha ayuda. La dependencia de uno de los progenitores marca siempre un antes y un después en nosotros. Es ese acontecimiento, esa muesca emocional, que nos demuestra que, la auténtica vejez (no la de la arruga, sino la que limita la vida) llega con la enfermedad que limita. Esa que transforma a nuestra madre todoterreno y a nuestro padre de la sonrisa eterna y eterna disponibilidad, en niños necesitados. Y en efecto, nadie —o casi nadie— está preparado para dar este paso. Cuando nos convertimos en padres de nuestros padres: ¿cómo gestionarlo? En efecto, hay una parte de nosotros que ha dado por sentado que sus padres jamás envejecerían. Más aún, que se valdrían por sí mismos hasta edades muy avanzadas, que estarían disponibles día y noche y serían ese soporte constante 24/7. Sin embargo, como bien hemos señalado, llega un día en que el teléfono suena y papá o mamá está en un hospital. Los médicos nos dicen entonces aquello de «es ley de vida, es mayor». Entonces, miramos a nuestros padres y ellos nos miran, y justo en ese momento, se toma conciencia de manera conjunta de que el tiempo no pasa en balde, y a veces, es traicionero. También, de que el paso de las estaciones ha traído ya un invierno algo incierto en el que tendrán que cambiar muchas cosas. Cuando nos convertimos en padres de nuestros padres, debemos lidiar primero con un duro proceso de aceptación. Es un rol que nos viene grande, que nos parece innatural, hasta distorsionado. A pesar de ello, es evidente que pocas realidades han definido tanto al ser humano como el cuidado de las personas mayores. Es un acto de responsabilidad, de amor y de justicia social. Nuestro proceso particular de duelo: de la negación a la aceptación Cuando nuestros padres dejan de valerse por sí mismos, nos convertimos en “cuidadores”. No es fácil integrar esa nueva posición en la dinámica familiar. Tampoco en nuestra vida cotidiana. Por ello, siempre es adecuado manejar ese conjunto de sentimientos contrapuestos. Es común que la tristeza se entremezcle con el miedo, con la rabia, y las preguntas constantes (¿por qué mi padre/mi madre ha llegado a este punto? ¡Si era una persona muy activa!). Evitemos silenciar todo ese cúmulo de emociones y sensaciones. Asumamos también que no todas las preguntas tienen respuesta. Dar presencia a cada emoción, aceptar la nueva situación y desahogar nuestros sentimientos con personas que nos escuchen y entienden es un buen inicio. También los padres deben saber convertirse en “hijos” Es muy posible que nuestro padre/madre fuera alguien acostumbrado a tener autoridad. Además, han pasado toda su existencia teniendo pleno control sobre sus vidas, tomando decisiones. Y, por supuesto, si hay algo a lo que están habituados es a hacer de padres. También de abuelos. No es sencillo que, de un día para otro, asuman que son dependientes de sus hijos. Perder su autoridad, así como su capacidad para valerse por sí mismos, también puede ser traumático para ellos. Es decisivo que estemos pendientes de su estado anímico. Tal y como nos revela un estudio hecho en colaboración con varias universidades de Estados Unidos, aunque demos por sentado que la depresión es menos frecuente en la población de edad avanzada, el problema está en que no siempre se diagnostica. Además, la depresión en el adulto mayor tiene efectos más severos, pudiendo dar cuadros de demencia. Es importante tenerlo presente. Asesoramiento especializado y apoyo del entorno Cuando nos convertimos en padres de nuestros padres, necesitamos apoyo. Tanto para nuestro progenitor dependiente como para nosotros mismos. Siempre es necesario disponer del asesoramiento de los profesionales especializados, como médicos o gerontólogos. Cuidar no es solo atender al cuerpo enfermo que no se vale por sí mismo, también hay que ser sensible a sus mentes, a su bienestar emocional. Por otro lado, es crucial que evitemos el aislamiento. No desconectemos a la persona mayor dependiente de su entorno social, de los amigos, y de toda la red de familiares, además de nosotros mismos. Procuremos, además, contar con un buen soporte humano para nosotros. Los amigos y la pareja deben ser esos aliados del día a día. Una nueva etapa vital para amar a nuestros padres de otro modo Es muy posible que la relación con nuestro padre o madre dependiente no fuera precisamente buena. En estos vínculos muchas veces se tejen con fricciones, discrepancias, diferencias de valores e incluso duelos no resueltos. Sin embargo, en ocasiones, vivir esa etapa en la que los progenitores se convierten en personas dependientes de nosotros puede hacer que la relación cambie. Las actitudes de ellos y nuestra sensibilidad pueden virar, y entonces, se teje otro vínculo mucho más puro y desprovisto de rencores. Esa etapa vital puede ser enriquecedora, dura en ocasiones, pero revestida de un amor más íntegro y hermoso que vale la pena vivir, y custodiar en la memoria. Convertirnos en padres de nuestros padres es doloroso, pero ningún acto es tan natural, ético y bondadoso como esa etapa.
El verano trae consigo momentos de diversión y alegría, pero también puede presentar desafíos de salud estacionales. Cruz Verde tiene la respuesta perfecta para asegurar tus vacaciones sin contratiempos: el Plan Verano. Aquí te presentamos los 5 productos que no pueden faltar en tu botiquín para enfrentar cualquier situación que pueda surgir en estos días estivales. 1. Repelente de Insectos: Con el aumento de las actividades al aire libre, es esencial protegerte contra picaduras de insectos. Cruz Verde ofrece repelentes efectivos que ayudarán a mantener a raya a los mosquitos y evitar molestias innecesarias. 2. Protector Solar: La exposición al sol puede ser implacable en verano. Asegúrate de cuidar tu piel con un protector solar de calidad. Cruz Verde ofrece una variedad de opciones que se adaptan a diferentes tipos de piel y necesidades de protección. 3. Antiácidos y Protectores Gástricos: Los cambios en la dieta y las comidas al aire libre pueden desencadenar problemas gástricos. Con productos disponibles en Farmacia Cruz Verde, podrás combatir las molestias gastrointestinales ocasionales, asegurando así una experiencia culinaria sin inconvenientes. 4. Hidratantes: El calor intenso puede llevar a la deshidratación. Contar con soluciones de hidratación y rehidratación de Cruz Verde te ayudará a mantener un equilibrio hídrico adecuado y a combatir los efectos del calor en tu organismo. 5. Analgésicos y Antiinflamatorios: Ya sea por un día activo o por alguna molestia ocasional, tener analgésicos y antiinflamatorios a mano es fundamental. Cruz Verde ofrece opciones confiables que te permitirán disfrutar del verano sin interrupciones. Con el Plan Verano de Cruz Verde, estarás preparado para enfrentar cualquier situación estacional. Estos cinco productos clave en tu botiquín te brindarán la tranquilidad de saber que cuentas con la mejor protección para ti y tu familia durante esta temporada llena de aventuras. En cruzverde.com, descargando la app o en sus más de 750 farmacias en todo el país.
El golpe de calor es una condición seria que puede ocurrir si nos exponemos demasiado al sol, y saber cómo manejarlo es esencial para nuestro bienestar. Reconocer un golpe de calor: El golpe de calor se presenta cuando nuestro cuerpo es incapaz de regular su temperatura por sí solo. Los síntomas iniciales incluyen insolación, sarpullidos y calambres. Si estos signos se agravan, pueden llevar a la confusión, pérdida de consciencia y, en situaciones extremas, a convulsiones. Observar cambios en la piel, que puede tornarse caliente y seca, es vital para la rápida identificación y toma de medidas. Medidas preventivas y de reacción: Atención médica inmediata: si sospechas de un golpe de calor, es primordial buscar ayuda profesional de inmediato. No subestimes los síntomas. Compañía y cuidado: permanece junto a la persona afectada mientras esperas asistencia. Tu presencia puede ser reconfortante y vital en caso de que su condición empeore. Refrescar activamente: mientras llega la ayuda, intenta bajar la temperatura corporal de la persona llevándola a un lugar fresco y sombreado y aplicando agua fría o paños húmedos. Cuidado con la hidratación: ofrece líquidos si la persona está consciente y puede beber, pero nunca fuerces la ingesta si muestra dificultad para tragar. Primeros auxilios: si estás capacitado, y es necesario, aplica primeros auxilios o reanimación cardiopulmonar (RCP). Atención especial para personas vulnerables: Algunas personas tienen un riesgo más alto de sufrir un golpe de calor. Es esencial que los adultos mayores, mujeres embarazadas y personas con ciertas condiciones de salud, como diabetes o hipertensión, tomen precauciones extra. La prevención es clave para disfrutar del verano con salud. Mantén un ojo en los más vulnerables, reconoce los signos de alarma del golpe de calor y actúa con rapidez si es necesario. Recuerda, en el calor del verano, tu seguridad y la de tus seres queridos es lo más fresco que puedes preservar. ¡Disfruta del sol con seguridad!
Comer lentamente no solo te ayuda a disfrutar más cada bocado; es un camino hacia una mejor digestión y satisfacción. Beneficios de reducir la velocidad: Al comer despacio mejoramos nuestra digestión y potenciamos la sensación de saciedad. Además, disminuye la «tasa de ingesta» – es decir, la cantidad de alimento consumido por minuto – lo que puede significar menos calorías ingeridas y una mayor apreciación de los sabores. Ocho trucos para comer pausadamente: Sin distracciones: aleja el celular y apaga la televisión para centrarte en cada bocado y evitar comer a toda velocidad. Usa la mano no dominante: un simple cambio de manos puede enlentecer tus movimientos y hacer que te tome más tiempo llegar con cada bocado a tu boca. Posa los cubiertos: dejar los cubiertos sobre la mesa después de cada bocado, corta el ciclo de comer sin pausa. Ajusta las porciones: sirve raciones adecuadas. Ni muy pequeñas que hagan que te apures para servirte más, ni tan abundantes que sientas prisa por terminar. Elige texturas desafiantes: alimentos más duros requieren ingerir bocados más pequeños y suponen más tiempo de masticación. Cubiertos inteligentes: estos utensilios te avisan mediante luces o vibración si se está comiendo demasiado rápido. Sí, existen – el futuro es hoy. Prueba con palillos: cambiar los cubiertos habituales por palillos puede ser un divertido desafío que disminuye la ingesta. Evita usar los dedos: comer con utensilios siempre será más lento que con las manos. Comer lentamente es un arte que beneficia tanto a la mente como al cuerpo. Incorporar estos simples trucos puede transformar tu alimentación en un acto de salud y placer. Anímate a ralentizar, a degustar y a conectarte más con cada comida. Tu cuerpo te lo agradecerá con una digestión más eficiente y una mayor sensación de plenitud. ¡Buen provecho!